Avanzábamos todo recto, por una carretera interminable que parecía llevar a ningún lugar, y en la que no se oía ningún sonido a parte del motor y tubo de escape de su enorme moto negra, y el persistente zumbido del viento en los oídos.
Me abracé a su cálido cuerpo y recordé las palabras que susurraba apenas un par de horas antes:
-Estoy harto de todo esto, te juro que me iría ahora mismo si no te hubiera conocido...
-Pues vámonos.
-¿Lo harías? ¿Vendrías conmigo a cualquier lugar?
Sonreí a su espalda mientras le estrechaba más contra mí. Fue entonces cuando lo supe…
Iría contigo al fin del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario