29.12.11

Adiós.


Mi vida se basa en una toma de decisiones. Sí, que hacen otros por mí. Nunca he sido capaz de tomar una decisión sin que haya interferido la opinión de alguien, o la aceptación y visto de otro. Sé que es difícil ser alguien con 15 años, y mucho más que te crean y te lo creas. Me canso de ser la chica “sin opinión”. Que lo que digan sus mayores “Va a misa”. Muchas veces me pregunto, ¿qué pasaría si me rebelo? Supongo que todo se pondría más negro aún y sería la pescadilla que se muerde la cola, sin obtener beneficio alguno. Cada noche pienso, que la frase que Nach decía, describe mi vida. Es una continua discusión entre mis cojones, mi mente y mi corazón. ¿Qué hacer? ¡Pregunta del millón! Fíjate a qué punto hemos llegado que incluso no sé ni qué responder a eso. No sé si la que me equivoco soy yo, y siempre voy contracorriente, pero si me gusta el blanco hago mal, y si me gusta el negro también, si opino que el gris es bonito, me tienen que decantar por el rosa. Y yo, frente a ese color que a muchas chicas les fascina, sólo me aborrece aún más, pero aún así, aún mostrando mi reacia hacia tal color, tengo que aceptarlo y decir “no está mal”. Supongo que el día en que me case, antes de decir el “sí” tendré que consultarlo, pero no precisamente con mi almohada. ¿Tanto cuesta ser la dueña de mi propia vida? Me pregunto. Supongo que si ellos contestaran dirían “sí”. Pues ¿sabes? Ya me he cansado. ¡A la mierda!

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